martes, 24 de enero de 2012

Un día en las carreras...

Y llegó el día de la carrera organizada por la ONG Entreculturas. A la hora de recoger el dorsal la temperatura bajo cero....Los pelos tiesos como para colgar llaves.
Foto Monicma

Y bueno, pues como el menda hizo todo en el último momento (inscripción y demás) tuvo que ser Mónica la que me trajera la camiseta de Mapfre-Ajax-design. Y me toco medio despechugarme a las 9 en puntito de la frigidérrima mañana de domingo. Y no sólo me trajo la indumentaria corporativa, sino que incluso me ayudó a volver a colocarme los imperdibles que sujetaban el dorsal, pues mis dedillos ateridos no obedecían a mis neuronas con la finura y precisión requerida, y mis torpes movimientos digitales ponían en serio riesgo la integridad de mis pezones.

Foto Monicma

Ya vestidito. Y mira, sonriente pese a la rasca. Ya habría tiempo de sufrir. 10 kilómetros después de 3 meses sin tan siquiera salir a correr una mísera tarde...


Foto de grupo que tomo prestada del reportaje publicado por RRHH en la intranet.


Ambiente había bastante. Y ese solsito era muy engañoso...apenas 3 grados a la hora de la salida: 9h30

 Y aquí unos compis de Mapfre Asistencia: Mr Melero y Mr. Gómez Tovar.

Y este, pues el reivindicativo. Que ya que la carrera era en pro de la cultura, pues muy bien el menda, ¿no? Tendremos que defender la nuestra también.


Mi reto era modesto: conseguir acabar. Y a ser posible en menos de una hora y entero, así con mis dos extremidades inferiores intactas y sin ampollas en los pieces, y bueno....sin llegar arrastrando la cadera.... Lo primero se consiguió. Con una estrategia conservadora que me llevó a pasar los primeros 5 kms en 30'30" guardando fuerzas para el final y acabar en 57'45". Esto quicir que la segunda mitad la realicé en 27'15".
Lo segundo, lo de acabar entero, hoy martes en pleno punto álgido agujetil no lo puedo asegurar. Ahora, que me da que la cadera no ha salido ilesa de todo esto...

Foto organización

 La salida, pues tranquila, al paso y sin perder de vista el suelo que era adoquinado y traicionero. Y si no que se lo digan a Esquilache.
Foto organización

 Esto sería sobre el kilómetro 7 y medio. Me acuerdo de la chica de rojo que metros antes se pegó un buen piñazo. Tropezose y revolcose por el suelo la pobre. Se ve en su pierna derecha el rastro de la pérdida de equilibrio y de como la traicionera acción de la gravedad entró en juego; que le ve a uno trastabillarse y flaquear un momento y de un zarpazo te atrae al suelo sin remedio..

La verdad es que al llegar al kilómetro 5, y dado que eran dos vueltas al mismo circuito, pensé sensátamente en dejarlo; que como gracia/prueba/tonterida estaba bien. Pero seguí adelante y llegué a la meta.


Foto Monicma

 Y aquí el menda esprintando al final. Al de amarillo me le merendé, como no podía ser menos....


Foto Monicma

Y otra foto más de los metros finales. Mónica, gracias por las fotos. Viendo todas en las que aparezco, y eso que ya he incluído alguna de grupo de Mapfre, se diría que corrimos 4 gatos y el menda. ¡Y fuimos más de 3000!
Ya, claro que soy un chupacámaras como decía David Blasco.....

Todo sobre la carrera en http://www.correporunacausa.org/

sábado, 21 de enero de 2012

Para que no me olvides

Si lo que pasa es que cualquier excusa es buena. Sí, mañana toca ir a correr. Y sigo sin cadera. Pero, ¿qué hacer si desde tu propia empresa, La Mapfre, te dicen que es por una buena causa, te mandan el recorrido, te costean las inscripción? Si ya solo falta que mañana me manden un taxi una hora antes de la carrera; oye, pues no es mala idea. Quien dice un taxi dice una ruta-bus-empresa-talycual...Que me pierdo....

Mirad, este es lugar de salida y abajo el Meeting point de la "marea roja" para la foto.



Y el recorrido es genial, todo por la Casa de Campo: ¡aire del güeno!



En fin, aunque sea troticochineando, espero poder acabarla. No es una vuelta a la competición, es un para que no me olvides, más bien.

Y bueno, a ver qué tal son las cañas corporativas; a ver los "mapfrianos" qué son capaces de beberse en el tercer tiempo.

Para más info:  http://www.correporunacausa.org/. Se invita a los corredores a llevar cuadernos, libros, material escolar que serán hechos llegar a los que más lo necesitan.

sábado, 14 de enero de 2012

A cien millas de Manhatan, de Guillermo Fesser

Ahora que esta cadera no me deja ni andar rásssspido, propongo un par de lecturas. Bueno, de una en una, que el hábito de escribir tampoco lo tengo yo muy entrenado últimamente:

A cien millas de Manhatan de Guillermo Fesser, Aguilar.

Este libro, para un lector curioso, es fantástico. La mirada inquisidora del autor me llevó enseguida a ponerme en su lugar, y en seguida empecé a ver a través de sus ojos. Y uno se lleva una imagen muy requetepositiva de los States of America del Norte, la verdad.



Agosto es el capítulo, el primero del libro, en el que toca un tema que tiene que ver con esto de correr.

Guillermo (no yo, el gomaespumino...) entra en contacto por casualidad con Jhon Raucci, un tipo inquieto, que frente a las múltiples lesiones que padecen sus vástagos-corremillas, se replantea la manera de correr:


Cuando al pie se le coloca un zapato se muestra incapaz de percibir la información del terreno que pisa, su dureza o su rugosidad y, por tanto, incapaz de enviar al cerebro la información que este precisa para determinar la fuerza con la que debe impactar. Esto deriva sistemáticamente en una tendencia instintiva a golpear el firme con más energía de la necesaria (posiblemente en un intento desesperado por sentir el contacto que le impide la suela) y nuestro esqueleto termina por absorber un topetazo más grande del que le correspondería. (página 30)

En este sentido y en la misma página: Jhon Raucci mantiene que los gimnastas que aterrizan sobre mullidas colchonetas están sometidos a un mayor riesgo de lesiones que los bailarines de ballet clásico que se posan sobre la dura tarima. Estos últimos, dice, desarrollan mucho más la musculatura del pie. Con calzado, nuestro organismo entra en barrena. El encajonamiento de los zapatos nos fuerza a utilizar el talón como tren de aterrizaje y provoca que la colisión repercuta en músculos a los que no les corresponde esa labor y que, por contra, la musculatura preparada para absorber el choque no reciba vibración alguna. Es decir: se produce un desajuste muscular que atrofia a unos y tensa en exceso a los otros.


Y así, este buen hombre tras una serie de lesiones de uno de sus hijos, les propuso a todos ellos entrenarles con la condición de que corrieran descalzos (y respirar sólo por la nariz). Y así se los encontró Fesser, tras dos años de libertad pinreliana: dio con unos chicos que en vez de unos dedos apelmazados y atrofiados por falta de uso,  estrechados por las apuntadas hormas de los zapatos, con laterales planos, tetraédricos que se asemejan más a unas patatas del McDonald's con uñas...tenían cinco prolongaciones claramente redondeadas, separadas entre sí y con vida propia. Apéndices que se movían de forma independiente, a voluntad de sus dueños y saludaban con gracia a la cámara. Como aquellos del anuncio de la tele que hacían la ola al caerles una gota de cerveza (...).


Por último destaco otro problemilla conocido y sufrido en mis alvéolos...el asma. Capítulos adelante, un año después en el mes de julio y en la página 322, Fesser vuelve a la figura de Raucci padre. Frente a esto, la propuesta, fruto de sus diversos estudios en la busca de una solución a la aparente incompatibilidad de la práctica del atletismo y sus hijos, respirar sólo por la nariz. Ningún animal respira por la boca. Fíjate un caballo al galope, en pleno esfuerzo, me decía. Se se hinchan las aletas sobremanera, pero permanece con los dientes bien apretados. Los indios lo habían adivinado fruto de la observación de la naturaleza y nosotros empezamos a practicarlo, despacio, profundamente, hacia el diafragma. En unas semanas nos deshicimos de los inhaladores, y nunca más hubo que preocuparse por los ataques asmáticos. Respirad despacio para haceros veloces y, pasadas algo más de dos semanas, todos confirmaron una grata sensación de estar mejorando sus marcas y de hacer una recuperación más rápida después de los duros ejercicios.

Y el resto del libro es genial. Cualquier alma curiosa lo va a disfrutar enormemente. No pide una fidelidad ni una continuidad. Se puede parar, alternar con otras lecturas, series...al final vuelves. Una mente ávida lo devorará como lo hice yo...


(Revisión de la entrada:15 noviembre 2011)