martes, 16 de junio de 2015

Travesía de club: Embalse de Picadas. Superación al cubo.

Esta vez pude conmigo mismo. Como resultado de un cierto trabajo mental, más allá del físico. Si bien es cierto que todavía no entiendo lo que ocurrió hace casi dos meses cuando por primera vez intenté una travesía en un río. Ya había logrado nadar en el mar y hasta con bandera amarilla. Es verdad que el día anterior al amago de travesía en el Alberche me había acostado a las 4:00 y andaba algo resacoso...Qué horrible experiencia de pánico/hiperventilación fue aquella, ya lejos.....que me impidió nadar con mis compañeros.




Esta vez ya atesoraba el nado en el lago de la Casa de Campo de mi primer Triatlón Olímpico y mucho entreno y me había provisto de una boya. Salí aquel día de estreno triatlero al lago a nadar concentrado como si estuviera en los JJOO. Eran mis JJOO, qué coño. El agua plástica verde oscura no me impresionó y me dediqué a no perder (demasiado) de vista las grandes boyas que marcaban el recorrido naútico. 
Aparte, el fatídico día hicimos una transición de carrera y pude ver desde arriba, paralelo al río el recorrido y me hice una idea de hacia donde nos dirigíamos, hasta donde hubiera podido llegar.
Como me sucedería al dia siguiente en el trail de Lozoyuela, qué importante es conocer el recorrido previamente...

Desde el fiasco de singladura en Picadas de abril, había empezado a nadar 4 días a la semana en vez de 2. En el fondo, sabía que había mejores ciemientos en forma de mucho entrenamiento y un gran apoyo de la gente del club. Jon, Mauro y Dave confiaban 10 veces más en mi que yo. Ahora veo posible Cadaqués y Benidorm.



Juanjo, qué gran tío, me decía en la comida posterior, ese tercer tiempo o T3 de distensión y culmen de la confraternización, que me había visto serio.

(Juanjo y Francesc, recientes fichajes)

Le conté y le confirmé que sí, que no había querido dejar ningún cabo suelto. Que estaba concentrado, como si fuera una competi. Visualizando qué tenía que hacer y recordando soluciones para posibles agobios. Y funcionó. Los momentos de duda fueron ahogados con vuelos del pensamiento a lo que me hace feliz: Mar y Martín: a la playa, a estos días en los que le estoy enseñando a montar en bici, a cuando los veo dormir, a cuando nos reimos juntos y hacemos con nuestros cuerpos sandwiches,.. Otras veces mi cabeza amerizaba y se dedicaba a repasar la técnica: ese brazo izquierdo que se cruza, esa mano que planea en vez de entrar como el morro de un Concorde...



A la ida fui último todo el tiempo. De los nadadores, porque Willson, mi boya estaba detrás justo y Mauro en la canoa cerraba la expedición. Eso daba seguridad también. A la vuelta no, sólo tercero por la cola ;)



Qué maravilla de club, de gente que lo hace especial. Buti, experto triatleta y con un calor humano y generosidad madrecalcutiana, se curró la organización y hasta preparó un documento con 3 pdf's con el recorrido, horario, pormenores y con un briefing/charla técnica, llevando música y avituallamiento en la canoa que abría la expedición......


Y nuestro T3 que avanzaba antes: Daditos de solomillo, jamón rico con tomate, mollejitas.....








Poderío del rosa, poderío del CLUB FST:



- Descanso
- Entrenamiento
- Confianza: boya
- Conocer bien el terreno
- Prever problemas y soluciones
- FST Pink power: el apoyo de un gran club

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