jueves, 27 de noviembre de 2014

Tiramisú Navideño

Receta de tiramisú con la que he participado en un concurso que busca SuperChef navideño de #MAPFRE Tecuidamos:



Que es una de mis obras culinarias más reconocidas (las otras son los huevos duros y los espárragos con mahonesa -de bote, claro-) y de las que gracias a esto del deporte se han debido de volver "diet" porque no me engordan....

Y como hay quienes me han pedido la receta, pues "là voilà:

Ingredientes:

4 Huevos de gallinas felices ;)
200 ml de nata para cocinar (35 mg). Complicado comprobar que proceda de vacas contentas...
Medio vaso de azúcar. Como es Navidad, podemos llegar a 2/3  ;)
Una tarrina de queso mascarpone (250-300 gramos)
1 paquete de bizcochos de soletilla.
Café: el café una cafetera italiana de 3/4 tazas basta.
Un chorrito de ron. Si es caro, del bueno, del que se toma solo, el postre queda mucho mejor. Venga, que es Navidad.
Cacao puro en polvo. 100 gramos.


Elaboración de la receta

Despejamos la cocina todo lo posible. Mientras lo hacemos, metemos la nata un poco en el congelador. Como estamos en estas fechas tan especiales, siempre hay mandarinas, nueces, algún cuenco con polvorones que van a hacer nuestra elaboración más entretenida. Además, como todavía no es 25 y a los Reyes Magos les falta para llegar al Belén, puede que justo anden por la encimera en su peregrinaje de camino al portal.

Tomamos los huevos y ponemos las yemas en un cuenco bien grande/ensaladera. Las claras van a un plato aparte que más tarde montaremos.
Vamos haciendo el café. Guardamos unas cucharaditas de café molido aparte.

En la radio sintonizamos el sorteo de la lotería si estamos a 22 ya o ponemos a ese Raphael navideño tan entrañable o unos villancicos moviditos.

Echamos la mitad del azúcar en el cuenco de las yemas y con un tenedor mezclamos ambos ingredientes. A esto le añadimos el mascarpone que, ¡fun, fun, fun!, también iremos poco a poco consiguiendo que se combine hasta ir formando una crema. Todavía se verá espesa pues falta la nata y las claras.

A continuación, montamos la nata vertiendo poco a poco la otra mitad del vaso de aaaaasúcar (así a lo Celia Cruz) y la dejamos en la nevera al fresco al lado de la botella de cava y la del Champín.

El café lo ponemos en un plato con un chorrito de ron del rico, pero no nos pasemos que los niños de la casa van a probarlo; sólo el toque justo. Que el/la cociner@ quiere catarlo, (pero mira cómo beben los peces en el río….) está en su derecho y qué diantre: ¡es Navidad!

En este aromático líquido añadimos casi todo el cacao hasta que se disuelva. Reservamos unas cucharaditas junto al café molido.

Ojo que ya tenemos en la encimera un plato con las claras, otro con el café, la fuente donde vamos a “montar” el tiramisú, el cuenco con la mezcla, los reyes magos, el paquete de los bizcochos, la radio, el bol de los polvorones donde faltan dos –por lo menos- y el frutero donde también hay un hueco porque te comiste una mandarina para paliar el sentimiento de culpa producido por la ingesta de los dulces navideños.

Sacamos la nata de la nevera y la vamos mezclando poco a poco con la mezcla previa de yemas azúcar y mascarpone. Acto seguido, montamos las claras a punto de nieve. Con ritmo y sin desfallecer. Una vez que la tengamos lista, nuestro antebrazo se haya recuperado o no, esquivando un paje y algún bicho de Madagascar que este año se ha unido a la comitiva real, vertemos el contenido, let’s snow-let’s snow-let’s snow, en el cuenco y seguimos dando vueltas casi en cámara lenta tratando de que la espuma de huevo se vaya incorporando a la mezcla.

En este punto, ya podemos retirar el recipiente donde hemos montado la nata, el plato de las claras….¿otro polvorón? Vale que esto es una vez al año, pero no hay que extralimitarse….Hay que rellenar el recipiente de los dulces navideños estos porque ya se nota demasiado. Los retiramos también.

Llegó el turno de los bizcochos. Uno a uno los mojamos en el café sin dejar que se empapen y vamos haciendo una base en la fuente. Cuando hayamos cubierto toda la superficie, añadimos encima una capa de la crema que tanto cariño navideño lleva.

A continuación, ponemos una nueva capa de bizcochos. Sobre esta segunda capa de “soletillos” vertemos la mezcla restante.

Ya por último, espolvoreamos el cacao y el café sobre la última capa de crema.

Y ya solo queda hacerle un hueco en la nevera, apartamos unos sobres de salmón, ropopopón, cambiamos un tarro de caldo de balda y metemos la escarola en el cajón de la fruta con el resto de las mandarinas. En frío debe reposar al menos 6 horas, preferible unas 24.

Antes de servir podemos poner un Papá Noel chiquitín, alguna figurita navideña o unas hojas de acebo a modo de decoración.


Y claro, ¡A CORRER, A NADAR Y A PEDALEAR!

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